domingo, 3 de abril de 2011

El día que decidí cambiar...


Bueno, tengo mis momentos, a veces me importa nada lo que piensen, y a veces me sale un sentimiento profundo de infelicidad, pero es que la vida nos golpea duro, o un amigo, o un jefe, o un compañero. Hace poco alguien mencionaba si podía "tragar ese sapo" y seguir adelante, "tragar ese sapo" qué palabra tan peculiar, para formar una frase donde su significado es ante cualquier problema o dificultad, simplemente pasarlo por alto y seguir adelante sin amargarse.
Sobretodo cuando todo me va bien, vienen los temblores que hacen mover mi mundo, por qué si yo no merezco esto, no soy mala gente, no soy mal vecino, no soy mal amigo, no soy mal trabajador. Y sin embargo me lastiman, me humillan y hasta se llevan el mérito de mis acciones.
"Tragar ese sapo" resulta difícil, tanto literalmente como figurativo, pero todos esos golpes que te da la vida, me obligan a ver cómo deberías prepararte para "comer ese sapo", sí saborearlo, condimentarlo y por qué no disfrutarlo. Un nuevo look, un cambio físico, para dar paso a un cambio interior, y no importan cuántos sapos se crucen por el camino, no dejar que me quiten la felicidad, que me quiten la paz.
Esta semana he estado a punto de reventar, nadie aprecia mi esfuerzo, nadie me da un aliento por lo que hago, no es que necesita realmente las palabras, pero las acciones cuentan mucho más. Y lamentablemente, las acciones no han sido las apropiadas, me calme a mí mismo, no darle importancia a eso, desahogarme y "tragar ese sapo". No es que sea un cobarde y no me defienda cuando se debe, lo hago, pero con el debido respeto, pero cuando lo hago parezco peleón, aunque uso palabras sazonadas como lo hace el tío Jaime, cual se ponía rojo del coraje, pero no llegaba ni a los golpes ni a los insultos, tantas veces que he tenido que guardar la compostura, tener que guardar el coraje, porque realmente me han tratado injustamente.
Ese sapo ha sido realmente difícil de tragar, pero después de eso, se siente una tranquilidad, una paz. Así, el día que decidí cambiar... cambiar mi punto de vista, cambiar mi actitud, cambiar hasta mi físico, para poder lograr un objetivo, el estar contento conmigo mismo.